Encontraron a Nino acurrucado en una caja detrás de un mercado. Débil, asustado y apenas respirando.
Había sido abandonado sin comida, sin agua y sin esperanza. Gracias a personas como tú, Nino recibió atención médica de emergencia, una manta cálida y alguien que luchó por su vida. Hoy está a salvo. Se está recuperando. Y vuelve a mover la cola. Tu donación no es solo dinero, es un salvavidas.
Cada regalo nos acerca a salvar al próximo perro que todavía espera ser encontrado.
Cuando recogimos a Nino, ni siquiera intentó moverse. Estaba flácido. Respiraba superficialmente. Tenía las costillas prominentes y las patas heladas. Uno de nuestros voluntarios dijo que se sentía como si estuviera sosteniendo un saco de huesos.
No sabíamos si sobreviviría la noche. Pero lo llevamos directamente al veterinario, lo envolvimos en mantas y nos quedamos a su lado. La primera pequeña señal de esperanza llegó dos días después: bebía agua solo. Unos días después, comió medio tazón de comida blanda.
Poco a poco, empezó a confiar en nosotros. Se apoyaba en nuestras manos cuando lo acariciábamos. Se puso de pie solo. Y entonces, una mañana, meneó la cola. Ese momento hizo llorar a todo el equipo.
Hoy, Nino es un perro feliz. Todavía se asusta a veces, pero le encanta que lo carguen y nunca suelta su juguete favorito. Ahora vive con una familia cariñosa que nos envía fotos cada semana. Todo esto sucedió gracias a que alguien como tú decidió ayudar.